7 de junio. Día del periodistaEl periodista, Secretario General de la Unión de Trabajadores de Prensa de Buenos aires (UTPBA), Daniel Das Neves participó de una rueda de prensa a cargo de medios alternativos con motivo del día del periodista. El encuentro se realizó en las instalaciones de un centro cultural del barrio porteño de Boedo el sábado 2 de junio a las 18hs.Una mesa cuadrada con vasos, gaseosas, grabadoras de cinta y digitales sobre su superficie y doce sillas, dispuestas tres por cada lado, anunciaban el encuentro. Quince minutos después de la hora pautada se hizo presente Daniel Das Neves (quien posteriormente se disculpara por el leve retraso aludiendo que se había “enganchado con un noticiero”). Actual Secretario General de la Unión de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires, periodista de profesión, estudiante en los primeros tiempos de la carrera de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y quien hace días participó junto con otros integrantes de la UTPBA en la XVI edición de la Feria del Libro de La Habana invitados por la Unión de Periodistas de Cuba, es uno de los mayores exponentes de la lucha sindical dentro del periodismo argentino.
Entre los medios presentes estaban los periodistas de la Agencia de Información Social Alterativa (www.agenciaisa.com.ar), del programa radial “Ladrones de Bicicletas” (am 1010 lunes a viernes de 18 a 19hs), la revista “Despierta Buenos Aires” y el Frente Cultural Raymundo Gleyzer, entre otros.
En el transcurso de la charla Das Neves fue desarrollando conceptos que solo completarían su significado al finalizar el encuentro. Al hablar de la disputa entre los grandes medios y la prensa propia o alternativa afirmó que “no se puede competir con los grandes medios en los términos de mercado”; de la tarea y de la responsabilidad del periodismo y de los comunicadores sociales, sostuvo que era necesario forjar “un compromiso profesional-ético deje paso a un compromiso ético-social” y ratificó en reiteradas oportunidades que no se podía concebir a la comunicación disociada de la política, la economía y la cultura y que por lo tanto, “había que comprender mejor la realidad”
¿Qué posición mantienen desde el la UTPBA acerca de la formación de los comunicadores sociales y periodistas?
En la actualidad muchos de los institutos de formación periodística hacen acuerdos con las empresas, las empresas tienen a sus propios institutos y las carreras de comunicación tienen los sponsors de los grandes medios. Es decir que las empresas preparan sus propias divisiones inferiores.
Esas cosas no ocurrían anteriormente, porque si bien había una pretensión de abarcar esa totalidad, se encontraban con una respuesta masiva que les marcaba límites. Hoy no hay una respuesta que les marque límites.
Para nosotros -que desde hace más de 20 años nos construimos como agrupación de periodistas- el tema de la capacitación y de la formación es clave. Desde la UTPBA tenemos un centro de capacitación pensado para periodistas y comunicadores sociales, que plantea una visión respecto a nuestra superación que implica involucrarse en el desarrollo de un nuevo periodismo, donde un compromiso profesional-ético deje paso a un compromiso ético-social.
También coincidimos que hay buscar en la universidad un ámbito donde se pueda discutir conjuntamente sobre la formación, donde la organización tenga una representación, con la sugerencia de los centros de estudiantes. En esa discusión hay una cuestión central, pero hay cuestiones políticas que intervienen, y mas allá de lo que uno pueda pretender y hay que tener muy en cuenta esos factores que no dejan realizarla.
Este año solo en la UBA se inscribieron aproximadamente 9 mil estudiantes en la carrera de Comunicación, la gran mayoría con el anhelo de entrar a un gran medio. Frente a este escenario ¿cómo es la configuración laboral en el ámbito periodístico?
Hace 20 años las corporaciones periodísticas eran un puñado de medios que podían ser diarios, revistas, agencias, radio y TV que tenían un plantel de colegas que era muy importante en cuanto a número; había miles de compañeros trabajando en esos medios.
Frente al devenir de un tipo de política estos se fueron multiplicando, desarrollando y concentrando aún más.
A ese desarrollo de los grandes medios, no hubo un desarrollo de la ocupación. Todo lo contrario. Se redujeron los planteles de los que trabajan dentro y son más explotados, y los que trabajan desde afuera son cada vez más y ambos bajo condiciones de precarización.
Pero pese a estas condiciones existe la expectativa de llegar a los grandes medios y la misma está vinculada a la instalación de un tipo de periodismo, a un modo de hacer comunicación y a la capacidad que tienen los medios de producir “el efecto mayoría”, de generar en la imaginación de quienes se acercan a esta profesión la idea de que para estar (en la profesión) hay que estar ahí, y sin embargo la absoluta mayoría no esta ahí: el 80% de los colegas no están ligados a los grandes medios.
Se trabaja más con las organizaciones sociales que ahora le dan un espacio distinto a la prensa, con asesorías de prensa, en medios alternativos, etc.
Entonces lo que habría que plantearse no es entrar o no a un gran medio, sino para quién hacemos periodismo y qué se quiere comunicar; porque no se puede desligar de la comunicación a los factores políticos, y los mismo tienen que ver con qué quiero comunicar, a quién y cómo tengo una fuerza para poder comunicar eso.
Tomando a la comunicación como un espacio de disputa, de disputa de poder ¿Qué posición adopta el Estado?
El Estado adopta la misma posición que frente a otros aspectos políticos, económicos y culturales y se va moviendo se acuerdo a los intereses de unos pocos. En la actualidad no hay un proyecto en materia de comunicación, para la información pública.
Porque al ser un problema político, también es económico y la cadena entre los grandes auspiciantes, los grandes medios y las agencias es muy difícil de romper. La falta de regulación, está instalada y para cambiarla habría que crear las condiciones para que cuando uno diga “hay que regular” la respuesta no sea “ataque a la libertad de prensa” (que significa en realidad ataque al bolsillo esos pocos que naturalizan como interés general el suyo propio.)
Por ejemplo, uno puede tener la mejor ley de radiodifusión pero no pasa por ahí; pasa por tener la capacidad de construir una fuerza para colocar la problemática en el centro de la atención y desde ahí irradiar conceptos. Hay que encontrar ideas-fuerza dentro de esa idea más general, sumar voluntades detrás de ese algo. Tampoco se trata de ser una empresa de crear acontecimientos; es crear expresiones concretas decir esto así no va, y atrás está la gente. Hay que medir la realidad. Uno puede generar una cierta simpatía, sumar fuerzas, legitimar, construir consenso. Las cosas llevan tiempo, pero se hacen.
¿Cómo influyen los cambios políticos regionales en la comunicación local?
Hace 6 años no se imaginaba que íbamos a estar viviendo un momento así. Que la comunicación iba a ser un tema instalado en Venezuela, en Bolivia. En la región se trata el tema del gas, la soberanía, el petróleo, la participación de las organizaciones sociales, la necesidad de integración regional. Que se hable de esas cosas era impensado y es un avance. Hay mucha lucha, mucho trabajo intelectual que fijaron criterios que hoy están dando resultados.
Pero si el neoliberalismo no puede venderse como se venía vendiendo, seguramente que ya están buscando otros mecanismos para hacerlo y ver de qué manera no haya cambios económicos aunque haya cambios sociales. Entonces habrá que crear una fuerza que incida sobre esa realidad que es dinámica y es distinta a la de hace unos años atrás.
El problema no es solo en materia comunicacional, aunque si hay cosas para hacer, pero hay que ver si este Estado se predispone de otra manera respecto del tema. Algo se desgajó y hay otras cuestiones que hacen que el Estado se haya decidido a no hacer una jugada mayor. Hoy en la Argentina el conjunto de la comunicación no está en debate y no estamos en condiciones de discutirla como en Venezuela, pero hay que lograr un debate más profundo, porque todavía hay retraso en torno de lo que significa comunicar.
¿Coincide con aquellos periodistas toman lo de RCTV como un ataque a la libertad de prensa?
No. En Venezuela no se cerró un canal. Hay que saber de que estamos hablando: un canal de TV es un bien público que debe cumplir un rol social. Si se vence la licencia, la ley dice que si no cumpliste, no se te renueva.
RCTV participó en el golpe de Estado del 2002 y forma parte del elenco estable de golpistas en Venezuela. Nunca se había apreciado que se llamara abiertamente a matar a un presidente como se hizo desde ese canal.
Frente a la negativa por parte del gobierno de Chavez de renovarle la licencia, RCTV se armó con todos grandes grupos económicos denunciando “ataque a la libertad de prensa” para defender sus intereses y los de ese grupo económico. Pero en realidad la cuestión central que se disputa es el destino como país. No se trata si un canal es privado o público, sino, si se reafirma el capitalismo o se avanza hacia un socialismo.
Los medios decían en torno al análisis de la libertad de expresión: “no hay que mezclar la política y la ideología con la libertad de prensa”. Eso es imposible.
Hace una semana, un grupo de diarios de América Latina (GDA) -que serán más o menos 10 diarios, en la Argentina participa La Nación- elaboró un informe para mostrar la penetración ideológica a través de los medios del gobierno de Chávez, en los distintos países. ¿Y qué tiene q ver eso con la libertad de prensa?
Es terrible escuchar a los compañeros que van a cubrir. El nivel de ignorancia que hay. Porque una cosa es defender desde una postura desde una concepción ideológica y otra es pararse en la ignorancia para ser forros de los intereses de otros.
Dicen ¡Quedaron 3 mil trabajadores en la calle! ¿Dónde estaban cuando se hizo el golpe de Estado?.
Pero si es una cuestión política ¿por qué no se tomo esta medida inmediatamente después del golpe?
Seguramente si hubiera estado la condición en ese momento lo hubieran hecho. Es una cuestión política. Siempre es una cuestión política. Pero son los tiempos políticos los que hicieron que no se revoque en el momento que se llamo al golpismo y sí hoy, que se les vence. Si hoy que tienen los instrumentos legales se arma este quilombo, me imagino lo que hubiera pasado en ese otro momento.
El gobierno de Venezuela sabe que está en un mundo capitalista y en una sociedad mundial que ha incorporado los valores del capitalismo. Seguramente habrán medido la situación. Luego de ganar con el 61 % la reelección empezaron a avisar de la negativa a la renovación de la licencia sabiendo que se venía una andanada. Durante 5 meses avanzaron en esta cuestión. Trabajando y saliendo a decir que no solo era por una cuestión legal sino además porque eran golpistas.
Cuando se llegó a adoptar esa política, se habrán evaluado las condiciones, la fuerza y la capacidad de esa fuerza. Antes esa decisión se tomaba administrativamente y ahora hay una masa que sale a defender sus beneficios obtenidos.
Acá en la Argentina, en mayo de 2004 se renovaron las licencias, no se hicieron los pedidos de papeles en regla, la rendición de cuentas, para que lo haga tiene que haber un momento político diferente. Hay un escenario donde se toman decisiones políticas muy profundas que son diferentes a las de Bolivia, Ecuador o Uruguay.
Entendiendo a la prensa alternativa como dinámica ¿cómo podría aportar a este nuevo concepto político que hace años era impensado?
Correspondiéndose mejor con una situación en la que hoy hay otros temas que andan dando vueltas, sin caer en la grosería de limitarse y no ver el problema de fondo en las cuestiones.
Hay que saber que la discusión sigue, y cómo yo, sobre la base de cosas que se caen del discurso del enemigo, construyo machacando en cuanto hay cuestiones que ya no van más. Hoy no es fácil decir: todo lo estatal es una mierda, es difícil pedir que el Estado no intervenga o decir q hay que decidir de la mano de EE.UU.
Trabajar esos temas con persistencia pero con inteligencia, es una tarea.
Mientras los trabajo, tengo que tratar de evitar que la lógica del periodismo que está dando vueltas me distorsione el contenido. Una cosa es que le cambie el envase, pero hay medios que pueden distorsionar su contenido y no entiendan las situaciones como una disputa y sí como una cuestión profesional es decir: quieren hacer un periodismo de calidad, no ser un medio alternativista que disputa en el terreno cultural, ideológico.
Yo creo que hay medios que se deben conformar con que no sea una paparruchada como bailando por un caño y habrá otros que se comprometen con el espacio en el que están, con la sociedad en la que viven, con la comunidad, con lo que fuere y serán mejores que los demás. Ahora, esos tienen que construir, tienen que acumular, tienen que saber cual es su espalda para abrir la boca. Yo aprendí en todo, en política, en comunicación, en lo que fuere, una cosa: no se trata a cada rato de estar diciendo lo que uno piensa, la verdad que uno atesora. Se trata de saber cuando tengo la fuerza para que esa verdad yo la planteé y me permita a mi dar un paso adelante. Y se trata de nunca contradecirme ni decir una mentira. “Ah, es una tarea” por que hay veces que uno se sale de la vaina para decir algo y decís: “mirá si en lugar de salirme de la vaina mi preocupación no es cómo abro la boca y sino cómo tengo la fuerza para que cunado abro la boca tenga la espalda para enfrentar eso, que, cuando digo que es una verdad, afecta a alguien.” Eso es ser inteligente. Ahora eso no es quedarse esperando a ver cuándo me viene de afuera la fuerza. Si yo estoy en un barrio y me vienen a incautar los equipos -como algunos compañeros comentan- ¿que vas a decirles, que se agarren a las piñas con el tipo que los viene a incautar? Hay que salir al barrio, jugar con el barrio no hay forma de hacer comunicación, que uno diga que es alternativa, sin ligarse con los sectores con los que uno está.
¿Es posible otro periodismo, otra comunicación a la que tenemos hoy?
Si alguno cree ver en lo que uno dice una mirada pesimista respecto de la vocación, por la profesión, por la necesidad de cambiar las cosas, de tener un mundo mejor, de poder construir con otros valores, está absolutamente equivocado. Porque el esfuerzo que uno tiene que hacer es, cómo mantener toda esa fuerza, vocacional, de compromiso, de militancia, etc., etc., sobre la base de no errarle a la realidad en la que se vive. Es un dilema del carajo, es necesario ser casi científico de la realidad en el sentido de no engañarse.
A su vez, desde la UTPBA estamos obsesionados con el presente y sobre todo con el futuro. La memoria está muy bien, no se puede construir sin la memoria, pero no se puede construir viviendo en la memoria. Por lo menos nosotros entendemos eso como un concepto político central. No se puede construir en la memoria sin desentrañarle a la memoria cuestiones que son absolutamente centrales. Y más en épocas como estas, en que, desde el Estado existe una política desde hace 3 ó 4 años distinta a la que existía en materia de memoria, de derechos humanos.
Nosotros siempre partimos de una base que es: aquello que se reivindica y que el conjunto de la sociedad comparte es que los que dieron su vida, la dieron para cambiar la sociedad. Y esto no se puede perder. Y la sociedad se cambia con todos. Y la sociedad se cambia, en una reunión como ésta como un aporte y se cambia sabiendo que cada uno tiene un lugar desde donde cambiar. Y que no hay posibilidad de cambio si no se mira al futuro. No quedemos instalados en el pasado, que la memoria nos sirva para decir “estos tipos querían cambiar ¿pero que pasó? Tenemos una sociedad de mierda”, bueno: vayamos para adelante, hacia el futuro, vamos a cambiar allá.