martes, julio 04, 2006

El aparecido

El 26 el mes pasado se cumplieron 4 años del asesinato de DARÍO Y MAXI en el puente Pueyrredón. Juicio y castigo ...


La carta que una de las víctimas de Cromañón dejó escrita para uno de los Piqueteros asesinados en el puente Pueyrredón.

(sacado de www.lafogata.org)


No sé por qué extraña razón Darío siempre se me aparece, siempre está presente en todos los lugares adonde voy.

Lo veo en las marchas, en la cara de los pibes barbudos rebeldes que cantan, lo veo en las paredes de Lanús dibujado con pintura negra. Lo veo en los graffitis de Wilde, en esas manifestaciones escritas que el pueblo escupe desde las paredes. Lo veo en el mural inmenso debajo del Puente Pueyrredón, lo veo en cada policía bonaerense que calla, que habla, que culpa, que se "suicida", que no se hace cargo, que se entrega... Lo veo en los pasillos de la villa caminando tranquilo, y enormemente feliz, a veces. (...)Darío volviendo para entrar al hall de la estación, es el hombre nuevo que pensó tantas veces Guevara, ese Darío que vuelve para entrar al infierno es la juventud nueva que tanto hace falta. Darío volviendo, entrando, caminando, con miedo, claro, pero con absoluta seguridad, es el ejemplo que toman los que hoy levantan las banderas con su rostro eternizado.

Y siempre Darío entra. Cada vez que lo veo, Darío entra. Adentro, arrodillado, se aferra a la mano de Maxi, que ya está muerto. La realidad convertida en sangre, humo y plomo, lo encuentra después de buscarlo, arrodillado y sufriendo, mostrando la humilde sensibilidad de los pobres. Darío no quiere soltar la mano de Maxi que ya murió. Es gigante ese acto, es eterno. Es inmortal, surge de lo más profundo del alma.

No sé por qué extraña razón Darío siempre se me aparece, siempre está presente en todos los lugares adonde voy. Su cara sonriente en los afiches de la facultad, su nombre en las banderas que piden en Plaza de Mayo, su cuerpo parado frente a las gomas que arden en puentes y rutas de todo el país, siempre presente en todos los lugares donde se reclama un derecho. (...)

Lo veo a Darío y lo admiro con verdadero respeto; hay que tener coraje para tejer la vida con la casi ausencia de todo, con tanta desesperación, ofensa, dolor. Con tanta humanidad negada, traicionada y aplastada. Darío volviendo y entrando al hall sin poder cruzar los brazos ante tanto insulto, Darío aguantando al frente para que sus compañeros se escapen, Darío otra vez, otra vez Darío, siempre Darío, eternamente Darío ahí donde pocos se atreven a pararse. (...)

Y no puedo hablar sólo de Darío mientras escribo, hablo también de los más de 30 seres humanos que dejaron su vida el 20 de diciembre, hablo también de los otros tantos que cayeron a lo largo y a lo ancho de todas las rutas del país. Todos muertos que pone el pueblo.
Hablo también de los que están en los fríos calabozos de la desgracia esperando justicia, y hablo de todos porque es Darío ahora quien habla mientras escribo."El aparecido" se llama lo que ustedes leen, porque Víctor Jara canta mientras "los muertos de mi felicidad" se hacen presente. Felicidad digo, porque ellos marcan el camino y no mueren, sino que trascienden para vivir por siempre.

Darío ha aparecido hoy, como otras tantas veces se me aparece por la calle, en el colectivo, en las paredes, en el diario, en fotos, en los ojos de Leo, en las caras de los que marchan hacia la esperanza.

Darío vino hoy, un día de lluvia, con calor, sin sol, no golpeó mi puerta, entró como un hermano, "y en el silencio estuvimos conversando mates, compartiendo músicas, cigarrillos baratos y otras maravillas de esas que alegran el alma", después de algunas horas, con un sentido abrazo se despidió y se fue sonriendo, como siempre.



Por Luis Santana

Fragmento del video "Piquete en Puente Pueyrredón", sobre el asesinato de Darío y Maxi en 2002.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Very pretty design! Keep up the good work. Thanks.
»