Un textito de Galeano sobre el conflicto en Medio Oriente. Hay algunas cosas que me parecen un poco discutibles, pero en fin ... aquí va.
¿Hasta cuándo?
Caná se llamaba el lugar donde Jesús convirtió el agua en vino para celebrar el amor humano, y Caná es el nombre del lugar donde el odio humano despedaza más de 30 niños en un largo bombardeo. La guerra sigue, como si nada. Hay quienes dicen que fue un error. ¿Hasta cuándo los horrores se seguirán llamando errores?
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Esta guerra, esta carnicería de civiles, se desató a partir del secuestro de un soldado. ¿Hasta cuándo el plagio de un soldado israelí podrá justificar el secuestro de la soberanía palestina? ¿Hasta cuándo el plagio de dos soldados israelíes podrá justificar el secuestro de Líbano entero?
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La cacería de judíos fue, durante siglos, deporte preferido de los europeos. En Auschwitz desembocó un antiguo río de espantos, que había atravesado toda Europa. ¿Hasta cuándo seguirán los palestinos y otros árabes pagando crímenes que no cometieron? .
Hezbollah no existía cuando Israel arrasó Líbano en sus invasiones anteriores. ¿Hasta cuándo seguiremos creyendo el cuento del agresor agredido, que practica el terrorismo porque tiene derecho a defenderse del terrorismo? Irak, Afganistán, Palestina, Líbano... ¿Hasta cuándo se podrá seguir exterminando países impunemente?
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Las torturas de Abu Ghraib, que han despertado cierto malestar universal, no tienen nada de nuevo para nosotros, los latinoamericanos. Nuestros militares aprendieron esas técnicas de interrogatorio en la Escuela de las Américas, que ahora perdió el nombre, pero no las mañas. ¿Hasta cuándo seguiremos aceptando que la tortura se siga legitimando, como hizo la Corte Suprema de Israel, en nombre de la legítima defensa de la patria?
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Israel ha desoído 46 recomendaciones de la Asamblea General y de otros organismos de Naciones Unidas. ¿Hasta cuándo el gobierno israelí seguirá ejerciendo el privilegio de ser sordo?
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La historia se repite, día tras día, año tras año, y un israelí muere por cada 10 árabes que mueren. ¿Hasta cuándo seguirá valiendo 10 veces más la vida de cada israelí? ¿Hasta cuándo seguirá siendo normal que los vivos y los muertos sean de primera, segunda, tercera o cuarta categoría?
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En la era de la globalización, el derecho de presión puede más que el derecho de expresión. Para justificar la ilegal ocupación de tierras palestinas, la guerra se llama paz. Los israelíes son patriotas y los palestinos terroristas, y los terroristas siembran la alarma universal. ¿Hasta cuándo los medios de comunicación seguirán siendo miedos de comunicación?
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Estos bombardeos matan niños: más de un tercio de las víctimas y a veces bastante más, como en Caná. Quienes se atreven a denunciarlo son acusados de antisemitismo. ¿Hasta cuándo seguiremos siendo antisemitas los críticos de los crímenes del terrorismo de Estado? ¿Hasta cuándo aceptaremos esa extorsión? ¿Son antisemitas los judíos horrorizados por lo que se hace en su nombre? ¿Son antisemitas los árabes, tan semitas como los judíos? ¿Acaso no hay voces árabes que defienden la patria palestina y repudian el manicomio fundamentalista?
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Los terroristas se parecen entre sí: los terroristas de Estado, respetables hombres de gobierno, y los terroristas privados, que son locos sueltos o locos organizados desde los tiempos de la guerra fría contra el totalitarismo comunista. Y todos actúan en nombre de Dios, así se llame Dios o Alá o Jehová. ¿Hasta cuándo seguiremos ignorando que todos los terrorismos desprecian la vida humana y que todos se alimentan mutuamente? ¿No es evidente que en esta guerra entre Israel y Hezbollah son civiles, libaneses, palestinos, israelíes, quienes ponen los muertos? ¿No es evidente que las guerras de Afganistán y de Irak y las invasiones de Gaza y del Líbano son incubadoras del odio, que fabrican fanáticos en serie?
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Somos la única especie animal especializada en exterminio mutuo. Destinamos 2 mil 500 millones de dólares, cada día, a los gastos militares. La miseria y la guerra son hijas del mismo papá: como algunos dioses crueles, come a los vivos y a los muertos. ¿Hasta cuándo seguiremos aceptando que este mundo enamorado de la muerte es nuestro único mundo posible?